Rosa y Bego se conocieron a los 18 años, cuando ambas comenzaron a jugar en el mismo equipo de fútbol sala. Sin embargo, sus destinos ya estaban entrelazados mucho antes, pues el instituto de Rosa estaba justo frente al de Bego. A pesar de haberse visto en competiciones anteriores, fue en la pista donde su amistad comenzó a florecer.
Lo que inició como una sólida amistad, se transformó en algo más profundo al año y medio de conocerse. Aunque llena de dudas y miedos, su relación tomó forma, siendo la primera experiencia con una mujer para ambas, un camino que no fue fácil pero que valió la pena recorrer juntas.
Catorce años han pasado desde aquellos primeros encuentros, y el amor que se profesan sigue siendo tan fuerte como el primer día. Pero su historia no se detiene ahí, pues Rosa y Bego compartían un sueño: ser madres. Y así, Marco y Noah llegaron a sus vidas, fruto del amor y la decisión de formar una familia juntas.
En cada paso de su viaje, la fuerza de su amor y el compromiso mutuo han sido su guía, recordándonos que el amor verdadero no conoce límites ni fronteras.