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Hace unos días, Gabriela llegó a mi estudio para una sesión de fotos en blanco y negro. Desde el principio, su mezcla de timidez y entusiasmo nos llevó a un viaje único.

Gabriela lo describe de esta manera:

«Estar frente a la cámara me hacía sentir expuesta; la seriedad y la timidez se asomaban en mi rostro, como si fuera una barrera. Pero al mismo tiempo, sentía una chispa de felicidad, algo especial: estaba rompiendo una barrera personal.»

Cada clic de la cámara nos ayudó a dejar atrás las inseguridades. Lo que comenzó con silencios y nervios, pronto se transformó en confianza y conexión. Así lo describe Gabriela:

«Al principio no sabía qué hacer con mi expresión, manos o pelo, pero poco a poco me dejé llevar. Entre conversaciones nerviosas y momentos de confianza, la energía cambió. Lo que parecía incómodo terminó siendo algo auténtico y halagador.»

El resultado no fue solo una serie de fotografías; fue una historia de superación personal. Dos personas introvertidas, trabajando juntas, lograron crear algo lleno de autenticidad y belleza.

Gabriela resume su experiencia así:

«Las fotos no solo fueron estéticas, sino un reflejo de superar mi zona de confort. Fue una experiencia bonita e inolvidable.»

Para mí, esto es lo que hace especial mi trabajo como fotógrafo: ofrecer un espacio donde las personas puedan descubrir su fortaleza y belleza únicas.

Si quieres vivir una experiencia como esta, te invito a explorar mis sesiones de fotos en blanco y negro. Más que un retrato, es un momento para descubrirte a ti mismo.


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